Aprovechando mis vacaciones -espero que sean cortas- y la visita de mi hermana decidí retomar una práctica que había abandonado desde hace varias semanas: ir al cine (y escribrir en mi blog). No hablaré de la película -Up, una aventura de altura-, así que me concentraré en el complemento perfecto para el cine: las palomitas y el refresco -o los nachos, el hot dog o cualquier cosa que se compre en la dulcería-.
Desde hace tiempo un profesor de microeconomía había comentado que una buena manera de analizar estrategias de precios era observando los combos del cine. Lo hice y me topé con lo siguiente: si compras un combo cuates -dos refrescos grandes y unas palomitas grandes- te ahorras 14 pesos que si compraras por separado los dos refrescos y las palomitas. Así sucedía también con los demás combos -clásico, nachos o extreme- Por otra parte, con los combos más "sustanciosos" -dos refrescos, palomitas y dos nachos- el ahorro era de 23 pesos.
Esta es una práctica que se conoce como empaquetamiento o bundling, la cual es una estrategia de precios que consiste en agrupar diferentes productos en un mismo paquete y ofrecerlos a los consumidores como un único producto -el producto es el combo-. Generalmente, los precios de este único producto son más bajos que la suma de los precios individuales de los bienes que lo componen -hagan la prueba, vean el precio total de dos refrescos grandes y unas palomitas grandes-.
¿Por qué una empresa está dispuesta a ofrecer dos productos en paquete a un precio menor que si se vendieran por separado? Básicamente por lo siguiente: la empresa o establecimiento obtiene provecho de la diversidad de consumidores y de sus distintas disposiciones a pagar por los bienes. Debido a que los gustos de los clientes cambian de persona a persona, al empaquetar sus productos la empresa reduce la variabilidad de las combinaciones que pueden hacer las personas.
Pensemos en la escena siguiente: Román y Nancy van al cine, son novios y es su primera cita. A Nancy no le gusta mucho el refresco, pero le encantan las palomitas; con Román pasa exactamente al revés, está dispuesto a comprar el refresco más grande y las palomitas más chicas. Si compraran por separado seguramente Nancy compraría unas palomitas grandes y un refresco chico y Román sólo un refresco grande. Sin embargo, al empaquetar los productos se ofrece a ambos lo máximo de los productos que les gustan a un precio menor o más atractivo que si compraran los productos de manera separada.
El bundling es una práctica común en muchas industrias: ¿les suena Microsoft Office (a poco compran Excel solito) o los paquetes de Sky o Cablevisión? De hecho en el sector servicios es muy popular, ahí van más ejemplos: paquetes de viaje, Mc Tríos, Prodigy Infinitum, etcétera.
En fin, conmigo no funciona: las palomitas con chile -mis favoritas- no entran en ningún combo.
HOLA OMAR.. AHORA SI ME DEJASTE EN SUSPENSO.. PENSABA QUE TRATABA DE OTRA COSA TU ARTICULO, PERO BIEN... AL MENOS ME DEJASTE CON LA INQUIETUD DE VER LA PELICULA.. SALUDOS
ResponderEliminarMMMM, La situación económica del país (y en casi todo el mundo) está muy canija como para malgastar el poco varo que tenemos en ir al cine... Si quieres ver una peli y recién estrenada (o por estrenar) lo mejor es "bien gastarlo" en películas de 2-4-7-o 10 pesos- de Tepis o de cualquier otra parte, comprar frituras a granel en cualquier dulcería o mercado grande y unas buenas latas del chesco a tu antojo...
ResponderEliminarO si de plano son muchas tus ganas de ir al cine, puedes ahorrar metiendo latas de chesco, papas y golosinas de contrabando (de la tiendita de la esquina) pa que no te salga tan caro...
O aún mejor, nada como el poco varo que tengas... en CHELAS!!!! Eso sí es ECONOMÍA!!!!
TU HUEVOS PUTI!!!!
¿De qué pensabas que trataba? dime dime!! y le buscamos acomodo!
ResponderEliminarSaludos!!
P.D. Jous, digamos que esa opción que dices es un sustituto muy cercano!! Yo sí he aplicado la lata de refresco...